DATOS:
En los estudiantes de Enseñanzas Secundarias con edades comprendidas entre 14 y 18 años, el alcohol se posiciona como la sustancia psicoactiva más consumida. De esta forma, el 73,9 % reconoce haber consumido bebidas alcohólicas alguna vez en su vida, si bien supone un descenso de 4 puntos porcentuales respecto al dato del 2019. Por otra parte, el 70,5% de los jóvenes ha consumido alcohol en el último año y el 53,6% durante el último mes, confirmando en ambos casos un descenso en comparación con la anterior edición de la encuesta.
El tabaco es la segunda sustancia psicoactiva con mayor prevalencia de consumo entre los estudiantes.
Observando los diferentes tramos temporales, se observa que el 38,2 % ha fumado tabaco alguna vez en la vida, el 30,7 % en el último año y el 23,9 % en los últimos 30 días previos a la realización de la encuesta. Además, la prevalencia de consumo diario de esta sustancia durante los últimos 30 días alcanza el 9,0 %. Independientemente del intervalo analizado, las prevalencias de consumo disminuyen con relación a los valores registrados en 2019.
En tercer lugar, se sitúa el consumo de cannabis, si bien se trata de la sustancia ilegal más consumida entre los estudiantes de 14 a 18 años.
El 28,6% de los jóvenes admiten haber consumido cannabis en alguna ocasión, mientras que aquellos que consumieron en el último año suponen el 22,2 % y los que consumieron en los últimos 30 días, el 14,9 % de los alumnos. Evolutivamente, se produce una ruptura en la tendencia ascendente que venía registrándose desde 2016.
Los hipnosedantes (tranquilizantes/somníferos) con o sin receta figuran como la cuarta droga de mayor prevalencia de consumo entre las analizadas, observándose que el 19,6% de los estudiantes ha tomado este tipo de sustancias psicoactivas alguna vez en su vida. Este dato corrobora la tendencia ascendente iniciada hace 5 años.
La siguiente sustancia ilegal en términos de prevalencia de consumo es el éxtasis, que muestra una tendencia variable en función del tramo temporal analizado. Así, el 3,1% de los estudiantes declara consumo alguna vez en la vida, el 1,8% en el último año y el 0,6% en el último mes.
Por su parte, el consumo de cocaína (polvo y/o base) sigue descendiendo progresivamente. En el caso del consumo reciente (últimos 30 días), el dato detectado en esta edición es el más bajo de toda la serie histórica.
En lo que respecta a las sustancias psicoactivas con una mayor prevalencia de consumo (alcohol y tabaco), las edades medias de inicio en su consumo son los 14,0 y 14,1 años respectivamente.
Centrando el análisis en el tabaco, la edad media en la que se produce el primer consumo sigue siendo la misma desde el 2016. Por su parte, el inicio en el consumo diario de esta sustancia se retrasa ligeramente hasta los 14,7 años.
De igual manera a lo observado con el tabaco, el primer consumo de alcohol entre los estudiantes sigue siendo la misma que en las últimas dos ediciones de la encuesta: 14,0 años.
Por su parte, el consumo semanal de alcohol comienza de media a los 15,2 años, sin contemplarse una variación significativa con respecto a las últimas mediciones registradas.
En cuanto a los hipnosedantes (ya sean con o sin receta), la edad de inicio en el consumo mantiene cierta estabilidad en comparación al 2019, ya que pasa de 14,0 a 14,1 años.
El inicio en el consumo de cannabis empieza, por término medio, antes de cumplir los 15 años, tal y como se ha venido observando desde el año 2000.
Los jóvenes estudiantes que han consumido éxtasis en alguna ocasión establecen el primer consumo a los 15,4 años, promedio muy similar al registrado por otras sustancias como la cocaína (15,3 años), las anfetaminas (15,3 años) o los alucinógenos (15,6 años)
TÉCNICAS DE TRATAMIENTO DE LA ANSIEDAD:
1. Técnicas farmacológicas:
Los ansiolíticos son un tipo de fármacos que reducen los síntomas de ansiedad rápidamente, lo cuál resulta muy útil en el tratamiento del ataque de pánico, o las obsesiones. Ahora bien, con ellos no se aprende a controlar la ansiedad, por lo que, si se utilizan solos, no suelen curar el trastorno. Son útiles en caso de reacciones intensas, no controlables, pero hay que sustituirlos, poco a poco, por el autocontrol; de lo contrario, suelen degenerar en una adicción a este tipo de fármacos.
Con muchísima frecuencia, encontramos personas que llevan muchos años tomando ansiolíticos (siete años, diez años, por ejemplo), sin que hayan resuelto su problema de ansiedad y sin que puedan dejar de consumir estos fármacos.
Sin embargo, en ocasiones el tratamiento farmacológico es necesario, pero se debe acompañar de un entrenamiento en técnicas cognitivo-conductuales (técnicas cognitivas, técnicas de relajación de la activación fisiológica y técnicas centradas en la conducta).
El tratamiento farmacológico debe estar prescrito y revisado (cada mes, o dos meses) por un especialista en farmacología, es decir, un psiquiatra. Debe evitarse la automedicación, o la auto-experimentación, o el abandono del fármaco por decisión propia, tampoco debe tomarse el fármaco en función de nuestro estado de ánimo, o decidir las cantidades a tomar según nos encontremos, etc.
Este tratamiento farmacológico debe estar siempre acompañado por un tratamiento de tipo psicológico, que debe incluir las técnicas ya mencionadas de entrenamiento en control de ansiedad.
2. Técnicas alternativas a los psicofármacos;
2. 1. Psicoterapia
Técnicas cognitivas. Un ejemplo de este tipo de técnicas es la reestructuración cognitiva.
Algunas entrenan al individuo a interpretar situaciones de una manera menos amenazante (menos ansiógena).
Otras entrenan a las personas en habilidades especiales, como la solución de problemas, la toma de decisiones, etc.
Otras técnicas cognitivas enseñan a identificar pensamientos negativos, errores en la interpretación de la realidad, tendencias individuales que generan ansiedad, etc, para después enseñar a cambiar estas tendencias o procesos.
Técnicas conductuales. Ejemplos de ello son relajación aplicada, programación de un “tiempo de preocupación” así como planificación de actividades placenteras y exposición controlada a pensamientos y situaciones que se evitan.
Así, este tipo de técnicas resaltan la necesidad de exponerse a las situaciones temidas, acercándose a los estímulos que provocan la ansiedad partiendo de una situación de control de los mismos, y todo ello bajo el principio de aproximaciones sucesivas (poco a poco) y el principio del refuerzo (es importante premiarse por los éxitos, y corregir ante los fracasos, en lugar de castigarse). Además, algunas técnicas enseñan al sujeto habilidades personales o sociales para enfrentarse mejor a las situaciones ansiógenas.
Terapia cognitivo-conductual. Las terapias con apoyo experimental más fuertes son aquellas basadas en los principios de la terapia cognitivo experimental, ya sean de forma combinada con la aplicación de psicofármacos, o de forma individual. Se trata de un tipo de terapia combina las dos aproximaciones anteriormente señaladas. De esta forma, aglutina un amplio abanico de técnicas y procedimientos de intervención psicológicas con el objetivo de favorecer la adaptación de la persona a su entorno a partir de la modificación de la interacción con el mismo, además de promoviendo el desarrollo y potenciación de las habilidades de la misma.
Estas técnicas pueden aplicarse de forma individual o en sesiones grupales.
Otro tipo de terapias psicoterapéuticas.
Existen otro tipo de técnicas o corrientes psicoterapéuticas que abordan la ansiedad, como son las terapias sistémicas, humanistas, terapias de tercera generación…
Psicoeducación
Esta técnica psicoterapéutica se basa en proveer información detallada y sistematizada acerca del origen del malestar o síntomas de ansiedad, así como los mecanismos que los sostienen y estrategias para manejarlos. Lo que se busca con ello es aportar un mayor control sobre la misma.
Se trata de una técnica especialmente útil para este tipo de problemática, pues a menudo vemos que las personas que la presentan tienden a interpretar de forma distorsionada las diferentes señales anímicas y físicas, así como anteponerse al desenlace de ciertos sucesos de forma errónea (y muchas veces, catastrofista).
2. 2. Técnicas de relajación
Las técnicas de relajación han demostrado ser de gran utilidad para aminorar los niveles de ansiedad, especialmente si se combina con otras de las técnicas anteriormente mencionadas.
Estas tienen como objetivo la relajación fisiológica de la persona, disminuyendo la activación fisiológica.
Algunos ejemplos de estas técnicas son la respiración diafragmática, la relajación progresiva de Jacobson o técnicas de mindfulness.
Se recomienda que se realicen a diario.
https://webs.ucm.es/info/psclinic/guiareftrat/trastornos/TAG/apa.php
Bregman, C. (2006). Psicoeducación en los trastornos de ansiedad. Revista Argentina de Clínica Psicológica, 15(2), 135-139.)
(Experta consultada: Amaya Fernández Yániz. Psicóloga. Master en Psicología General Sanitaria, Master en Neuropsicología Clínica. Experta en Mediación Civil).