Carlos García Gual es Académico de la Lengua y Catedrático de Filología Griega de la Universidad Complutense de Madrid, tras haberlo sido de la Universidad de Granada, la Universidad de Barcelona y de la UNED. García Gual es especialista en antigüedad clásica y literatura, ha escrito numerosos libros y artículos sobre literatura clásica y medieval, filosofía griega y mitología en revistas especializadas. El pasado 30 de noviembre fue elegido miembro de la RAE para la silla J.
¿Cuándo comienza a gestarse su interés y pasión por la mitología griega?
Desde muy joven. Siempre me ha apasionado la lectura y ya en la biblioteca de mi abuelo tuve mi primer contacto con textos como la Ilíada y la Odisea. Años más tarde, realicé el Bachillerato de Letras y finalmente cuando llegué a Filosofía y Letras, encontré unos magníficos profesores de Latín y Griego y, desde entonces, me dedico a ello. La verdad es que comencé siendo un lingüista pero cada vez me he ido más hacia la literatura y hacia la mitología.
¿Qué objetivos posee en relación a este nuevo camino en la Academia?
Los profesores y miembros de la Real Academia son muy variados. Hay algunos que son más gramáticos, hay otros que proceden de distintas áreas: médicos, historiadores o juristas, entre otros. Y yo, como Filólogo, puedo aportar algo en cuanto a etimologías, conocimiento de las literaturas, no sólo de la griega sino de otras literaturas, como la literatura comparada.
¿Cómo valora la situación de la Cultura Clásica en la Educación actual?
Soy bastante pesimista pero, al mismo tiempo, realista respecto a la situación actual. Creo que es una realidad muy desfavorable para los estudios de Humanidades en general y, sobre todo, para los de las lenguas antiguas. El latín y el griego han ido perdiendo espacio en el bachillerato y también en las facultades por la presión de una enseñanza cada vez más tecnológica y que atiende sobre todo a la rentabilidad inmediata de los estudios. Creo que es una mala deriva de los estudios universitarios, que quizá no sea solo española pero aquí es muy notable.
¿Cree que la batalla de las Humanidades está perdida?
Si, esa frase la he dicho varias veces. Coincido con algunos profesores italianos y franceses, que han dicho más o menos lo mismo pero creo que hay que resistir. En grandes líneas, la situación es mala pero siempre habrá estudiosos y entusiastas del mundo antiguo que seguirán manteniendo de alguna manera el fuego sagrado.
¿Y qué repercusiones tiene para la Educación y la sociedad, en general, la falta del estudio de las humanidades?
Creo que la Cultura actual en España, quizá no solo en España, se resiente de ese bajón de las Humanidades que se nota, por ejemplo, en cosas tan triviales como pueden ser los programas de televisión, donde ha desaparecido el teatro y existen multitud de programas de cocina. Asimismo, en las referencias de los periódicos donde las secciones culturales son cada vez más pobres y la crítica es cada vez más escasa. Es probablemente una muestra de un tipo de civilización que es sobre todo tecnológica y cada vez más superficial. Es una deriva de la Cultura actual que afecta sobre todo a las Humanidades.
¿De qué manera influye en la sociedad o qué implicaciones tiene para ésta la mitología en cuanto a la educación moral?
Es curioso que la mitología sigue teniendo bastantes ecos en diversos medios; en el cine, la literatura, los cómics, como si esas viejas historias de héroes y dioses lejanos y fantásticos conservaran un enorme atractivo. Dentro del abandono de la Cultura Antigua y Clásica parece que la mitología está favorecida por ese interés de los lectores desde perspectivas muy variadas.
¿Por qué nos fascinan tanto los mitos?
Los mitos nos fascinan porque nos presentan un mundo que es fantástico, extraño pero en el que a la vez hay algo familiar, tal vez esa búsqueda del heroísmo, de la extrañeza, de la aventura y de esos personajes, como los personajes de la mitología griega, que son muy variados y que combinan una especie de extrañeza y de familiaridad.
¿Puede, el conocimiento de lo antiguo, ayudarnos a comprender muchas cosas del mundo actual? Si, siempre Insisto en que el conocimiento del mundo antiguo abre horizontes. Tal vez el problema del mundo actual, embobado por la tecnología, y por la facilidad de comunicaciones y por los medios de masas, ha perdido densidad emotiva y fantástica. La relación con el mundo antiguo, sobre todo, con el mundo de los griegos y de los romanos, con ese pasado europeo, abre horizontes y hace que las perspectivas sobre la vida tengan un sabor más fuerte.