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"Vivimos en un tiempo sin certezas, de evaporación, en el que la base de la política, que son las ideas, se están convirtiendo en sentimientos, en mero ruido"

El periodista y escritor, Ignacio Camacho, ofreció este miércoles, en la UNED de Tudela, la conferencia “La política líquida”, enmarcada dentro de la programación de los Cursos de Verano de la Universidades Navarras del Gobierno de Navarra. El número de participantes en la actividad fue de 147 personas de toda la geografía española y Latinoamérica.

7 de septiembre de 2018

La conferencia de Ignacio Camacho comenzó con un carácter “más teórico” al principio de la tarde para, después, enlazar los conceptos e ideas expuestos con la actualidad política. Durante su exposición, definió el concepto de política líquida y otros relacionados con la misma. El significado de este título hace referencia al hecho de que “vivimos en un tiempo sin certezas, de evaporación, en el que la base de la política, que son las ideas, se están convirtiendo en sentimientos, en mero ruido, en intangibles volátiles”, explicó el ponente.

 

La conferencia del analista político fue presentada por el director de la UNED de Tudela, Luis J. Fernández Rodríguez y por el director de Cadena Cope Ribera, Javier Pérez-Nievas Remacha. Por su parte, Fernández Rodríguez, quiso aprovechar la ocasión para rendir homenaje a un amigo en común con Ignacio Camacho, Manuel Erice, quien ofreció una videoconferencia (desde Washington) hace escasas semanas en la UNED de Tudela: “quiero mostrar mi agradecimiento a esa pequeña deferencia que tuvo Manolo, quien aún estando enfermo, dio esa conferencia desde Washington”.

 

“El secreto de Ignacio Camacho, la clave de su éxito, es respetar los hechos que ocurren y no retorcer la realidad”

 

Pérez-Nievas, por su parte, definió a Camacho como un “profesional observador, cirujano, diseccionador de la vida política y social”. Asimismo, el director de Cadena Cope hizo alusión a una de las muchas definiciones que existen de Ignacio Camacho: “se le puede definir como la deliciosa simbiosis entre la elegancia del literato y la desnudez del gacetillero clásico”. “Su secreto, la clave de su éxito, es respetar los hechos que ocurren y no retorcer la realidad”, concluyó. Camacho, por su parte, también comenzó su intervención sumándose al homenaje a Manuel Erice, dejando constancia de la desaparición de un “navarro ilustre”. 

El título de la ponencia, “La política líquida” hace referencia a Zygmunt Bauman, quien lo convirtió en un clásico de la teoría de la postmodernidad.  “La idea de la modernidad líquida es un concepto acuñado por Zygmunt Bauman, el cual, aludía a la forma de vida posmoderna caracterizada por no mantener un rumbo determinado. La metáfora del líquido se debe a que cambia de forma y esta constituye una una sociedad definida por los cambios rápidos, la volatilidad, la incertidumbre y la superficialidad. Esta última, característica provocada por la propia velocidad por los cambios tecnológicos que la determina”.

“No creo que los sentimientos sean buena opción para la política, si no más bien, la empatía de la convicción”

 

La empatía de la convicción fue otro de los conceptos abordados por el analista: “la nueva política surfea las olas de las preferencias sociales a través de la demoscopia o las redes sociales, limitándose a seguir modas y a atenerse a los sentimientos y a las emociones. No creo que los sentimientos sean buena opción para la política, si no más bien, la empatía de la convicción", opinó. 

 

Además, añadió que "nos encontramos ante un escenario protagonizado por un modelo generalizado de clientelismo en los partidos, en el que se trata de ofrecer a la gente qué puede hacer la política por la sociedad a cambio de su voto”.

 

“Los populismos halagan al ciudadano por su lado más sensible, no les presentan una idea, sino un sentimiento. Fabrican un nosotros emocional (la tribu) y un enemigo (los extranjeros, los bancos, las élites…) y construyen mitos políticos que suplantan a las ideas y esta convicción tiene una gran capacidad de arrastre”.

 

Para ello, se construye, en primer lugar, “la identidad emocional, líquida porque es cambiante, después el nosotros y, por último, se fundamenta un proyecto sobre ella. Sin embargo, el elemento clave de la cohesión sigue siendo el mismo: construir un sujeto político que se identifica como los buenos”. 

 

“Creemos que estamos en un universo abierto, cuando en realidad nos están agrupando con los que piensan como nosotros”  

Estos proyectos, más o menos mitológicos, se divulgan a través de las tecnologías de la comunicación, que  “constituyen las grandes aliadas de la política líquida porque simplifican los conceptos, los reducen a consignas, a pequeños lemas que eliminan el pensamiento crítico y la jerarquía intelectual en una falsa idea de la democratización. Con las redes, nos han hecho creer que estamos en un debate universal cuando, en realidad, funcionan con algoritmos de simpatía”.

 

Las redes están dominadas por fabricantes de propaganda encargados de crear y difundir marcos mentales a gran escala”

 

La consecuencia de la falta de pensamiento crítico, es que “la propaganda tiene el campo libre, se extiende bajo la trampa populista de que la verdad está en las redes y no en las estructuras intelectuales o mediáticas que están supuestamente manipuladas por las élites. Las redes están dominadas por fabricantes de propaganda encargados de crear y difundir marcos mentales a gran escala”. 

El facilismo es otro de los elementos clave de la política líquida porque, tal y como comentó el periodista sevillano, la extensión del estado de bienestar y el efecto de la sociedad ha instalado en las sociedades la idea de que todo tiene soluciones inmediatas y sencillas y esto elimina la idea del esfuerzo y delega sobre entes superiores la responsabilidad de nuestra propia seguridad. Este sentimiento de auto seguridad permite que los políticos oportunistas tengan más fácil la construcción de un enemigo. Y así es fácil que crezcan liderazgos que prometan la extirpación del conflicto”.

 

“La vieja estructura de la política, el bipartidismo, se está desplomando pero las nuevas no han acabado de asentarse y hay nuevas estructuras por definir”

 

Camacho destacó un ejemplo de liquidez de la política: "la ruptura de los bipartidismos, el surgimiento de nuevos movimientos políticos que es la consecuencia de la catarsis que ha provocado la crisis de 2008. En todo Occidente está pendiente la depuración política de ese shock que zarandeó las viejas certezas. La vieja estructura de la política, el bipartidismo, se está desplomando pero las nuevas no han acabado de asentarse y hay nuevas estructuras por definir", concluyó.    

 

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