Acudió a la UNED de Tudela el pasado 29 de junio para participar como ponente en el curso de verano "La influencia de la moda en las actividades sociales: arte, cine o la industria del perfume". Aprovechamos para hacerle una pequeña entrevista. [Tengo entendido que comenzaste estudiando arquitectura ¿Cómo llegó Hannibal Laguna al mundo de la moda?]
Mi primer intento fue la arquitectura, cierto. Los primeros recuerdos que tengo de mi infancia son jugar entre rollos de tela en los almacenes de tejidos de mis padres. Ellos tenían fábricas de confección infantil en Venezuela, sucursales de una empresa española.
Por eso, mi visión de la moda, al ser un negocio familiar, era la de una industria, un negocio, y no lo veía como un canal para poder proyectar y materializar mis sentimientos. Eso me llevó a la arquitectura, porque me parecía el mejor vehículo.
[¿Y qué te hizo dar el salto definitivo al mundo de la moda?]
Con el paso del tiempo me di cuenta de que la arquitectura no me permitía la movilidad que necesitaba. Vuelvo a mi infancia: en ella hacía maquetas con los retales de tela que sobraban en la fábrica: con las verdes los jardines, con las de cuadros los edificios... siempre he mezclado la arquitectura y el tejido.
Llegué a la conclusión de que, mediante la moda, podía desarrollar mis sentimientos y que no era sólo una empresa. Desde ahí me dediqué de lleno a la moda, pero siempre manteniendo un punto de vista arquitectónico, ya que me gusta que la ropa tenga esa consistencia y poder envolver a la mujer en estructuras
Digamos que pase de aplicar el textil a la arquitectura y ahora aplico la arquitectura al textil.
[¿Qué es la moda para Hannibal Laguna? ¿Arte o negocio?]
Tiene muchísimo de arte y es un gran negocio, por supuesto. Como creador, estoy al servicio de la mujer, y mi misión es embellecerla todo lo que pueda. Bajo ese prisma es como trabajo.
[¿Hay un estilo que te define?]
Lo tengo muy definido. Es un coctel especial de tres elementos: romanticismo, sensualidad y modernidad o vanguardia. Una mujer no tiene que dejar de ser sensual por el hecho de ser inteligente, actual. Creo que no están reñidas la sensualidad y el romanticismo, y que ambas forman parte de la identidad femenina y son la base de la libertad de la mujer.
[En el curso has hablado de la relación entre la moda y el cine ¿Cómo es esa relación en tu caso?]
Para mí el cine ha sido una gran fuente de inspiración, porque suele reunir los tres elementos que he mencionado: romanticismo, sensualidad y modernidad. Aunque siempre me ha resultado difícil encontrar los tres elementos en una sola diva del cine. Cuando he tenido que beber de fuentes románticas he admirado a Grace Kelly, y cuando he tenido que beber de fuentes sensuales ha sido Rita Hayworth la que me ha hecho soñar. Y cuando hablamos de mujeres transgresoras, pues ha habido muchísimas.
Siempre captado muchas esencias de las divas del Star System, sobre todo las del periodo entre los años 20 y 50 del siglo XX, para poder conseguir lo que yo quiero mostrar. El cine me ha aportado grandes dosis de inspiración y, en esta última etapa, también he podido devolverle al cine, en cierta manera, lo que él me ha aportado. He visto materializado el que esas mujeres que he soñado y me han inspirado están ahora en una alfombra roja y lucen mi trabajo. Me parece una simbiosis mágica.
[¿A quién destacarías entre las actrices españolas actuales?]
Una de las mujeres a la que admire desde que comenzó su carrera y a la que he tenido la oportunidad de vestir e incluso se ha convertido en una gran amiga es Paz Vega, que es una de las únicas actrices internacionales que defiende la moda española por encima de todo.
[¿Cómo es la situación actual de la moda en España?]
La moda española tiene unas grandes posibilidades, no sólo ahora, sino desde hace tiempo. En España existen grandes artistas en cualquier disciplina. Lo que falta es un poco más de interconexión, independientemente de lo que haga cada uno. En la pluralidad está la grandiosidad de la moda en España. Tenemos grandes industrias textiles que nos representan en el mundo y, aunque no sean creadoras de moda y de tendencia, sí son portadoras de un estilo de vida socioeconómico.