Usted es Licenciado en Derecho. ¿Por qué decidió iniciarse en el mundo del teatro?
“Antes de estudiar Derecho quise hacer teatro. En el Instituto Navarro Villoslada está el teatro de Ignacio Aranguren, que tiene una gran cantera. De allí han salido bastantes profesionales que nos dedicamos ahora al teatro. Allí comencé a aficionarme con el teatro y vi que era importante para mi para entender mi vida. Tenía 17 años.
Yo siempre había escrito prosa, cuentos… Me gustaba mucho moverme y el teatro, de alguna manera, une el gusto por la ficción y por el conocimiento con la parte física, la parte plástica y material. Para mi el teatro es un sitio donde se juntan las cosas”.
¿Cómo se llega a ser Director de Teatro?
“Yo comencé actuando… Pero siempre hay alguien que comienza a proponer cosas para coordinar porque, de alguna manera, hay que coordinar el juego. Entonces, una profesora, Maite Pascual, Directora de la Escuela Navarra de Teatro en ese momento, dijo que yo podía ser un buen director, que tenía madera. Fue ella quien me lo propuso porque a mi ni se me había ocurrido”.
Desde hace años se habla de la crisis del teatro. ¿Desde cuándo?
“El impulso del que nace el drama es la crisis, el cambio, la regeneración… Las fiestas del ser humano están ordenadas en función de las crisis del sol y, el teatro, como la Filosofía, son solares. Entonces el teatro, como la Ciencia y la Filosofía, siempre van a estar en crisis porque es su necesidad de moverse.
El teatro siempre ha necesitado un impulso especial de la comunidad a la que pertenece para dar buenos espectáculos. Ese impulso lo tienen las entradas, con lo que son carísimas. El sector público se tiene que ocupar de rebajar ese precio para que sea accesible a todo el público. El teatro siempre ha sido y siempre va a ser algo caro pero ese precio, lo que repercute espiritualmente en la comunidad, es un precio muy barato, es una aparente carestía”.
Cuando hablamos de crisis en el teatro… ¿estamos hablando también de crisis de la creatividad?
“No, creativamente estamos en un momento muy bueno. Y en la relación con el público también a pesar de que haya bajado el número de espectadores.
El público está deseando ir al teatro. No es cuestión de dejar de ir al teatro porque deja de ofrecernos lo que estamos buscando sino porque no podemos acceder a él.
Un espectáculo que destaca por lo que sea, enseguida se llena. El público está atento a lo que pasa. En ese sentido estamos viviendo un gran momento. Esto no quiere decir que las crisis despierten el ingenio. Si ahora vivimos un buen momento es por todo el dinero que se ha invertido antes y si esto sigue así dentro de 20 años estaremos viviendo un mal momento”.
¿Cómo ha reaccionado el público en los últimos tiempos especialmente con motivo de la crisis económica?
“Hemos perdido un 20% de público en Madrid y Barcelona. Ha tenido mucho que ver la subida del IVA que, además, no ha conseguido su objetivo número uno que es recaudar más dinero”.
¿Qué opina del papel que desempeñan los políticos en la cultura?
"Los políticos que están en los puestos de cultura se encuentran en una posición complicada porque la cultura no genera beneficios a corto plazo y, por lo tanto, cuando hay reuniones no pueden demostrar que sus políticas vayan a facilitar la reelección del equipo en los 4 años siguientes. Sus políticas van a ver los resultados dentro de 12 años, entonces, todo lo que es a largo plazo es complicado para un político”.
¿Tiene realmente futuro el teatro?
“Claro. El teatro va a estar siempre con el ser humano porque es la base de la expresividad del ser humano. Para hacer teatro no hace falta nada. Cuando alguien te está contando una historia en un bar, está haciendo teatro; cuando una amiga tuya te está contando algo, está haciendo teatro porque está contando una historia y está utilizando todos los medios expresivos a su alcance para que tú te emociones con la historia y te enteres. Si dejas de prestar atención a esa historia significa que te estás aburriendo y ella deja de ser una buena actriz. Hay muy buenos actores y atraen la atención cuando cuentan las cosas. Ésa es la base del teatro: la tradición oral y el cuerpo; el teatro está en el ser humano.
La neurología está viendo que la mímesis, la imitación es una de las bases fundamentales del conocimiento y la base del teatro es la imitación. Uno de las primeros medios de transmisión de conocimiento que tuvo el ser humano fue el teatro. Está en la naturaleza humana. Cuando el hombre deje de ser hombre, dejará de haber teatro. Pero mientras sea hombre, habrá teatro”.
¿Por qué cree que los actores prefieren hacer teatro frente a cine y televisión?
“En el teatro el acto de comunicación es real porque cuando tu te expresas lo estás haciendo para un público. En el teatro el público está ahí. En televisión por ejemplo el público no está presente. La diferencia humana es grandísima.
El teatro tiene algo; el actor controla el tiempo, el espacio y la relación con el otro y en el audiovisual el actor no controla ni el tiempo ni el espacio. Su trabajo, si dura dos minutos, puede que se convierta en unos segundos. El actor no controla el espacio, el plano, el resultado final..."
Háblenos de su último proyecto: “Esperando a Godot”.
“Esperando a Godot” se ha estrenado el día 19 de abril en el Centro Dramático Nacional y lo he hecho con actores con los que llevo trabajando más de diez años. Ha sido un proyecto muy importante para mi a nivel personal y a nivel artístico”.