En 1994 un grupo de personas decidieron reunirse para ver si era viable una “figura” que existía ya en otros países de Europa y de América. Querían establecer Bancos de Alimentos para ayudar a los más necesitados.
“En aquellos años se nos indicó que en Navarra no había pobreza, que no había necesidad y que para qué hacía falta montar un Banco de Alimentos. Que nos fuéramos a Somalia, que allí si que había. Durante muchos años nos han estado dando alimentos creyendo que nosotros éramos una ONG del tercer mundo.
A partir de estos años la pobreza ha comenzado a existir con un porcentaje bajo. Navarra tenía un 5 ó 6% cuando en el resto de España estaba en un 12% ó 15 %. La pobreza estaba más escondida; había grupos de población que se sabía más o menos que estaban clasificados. Ahora la pobreza ha ido aumentando”, señala Carlos Almagro Gutiérrez, Presidente de la Fundación Banco de Alimentos de Navarra.
Fue en 1996 cuando iniciaron sus primeras labores de distribución gratuita de alimentos a las personas más necesitadas de Navarra. Se constituyeron como una fundación benéfica de carácter social que buscaba la mejora de las condiciones alimentarias de los grupos de personas en riesgo o situación de exclusión social.
Desde entonces y hasta ahora muchas cosas han cambiado. Entre otras, el perfil de las personas necesitadas.
“Ha cambiado por completo el perfil de las personas necesitadas. Ahora las tenemos en nuestra escalera, en nuestro piso y en nuestra familia. El porcentaje de pobreza en Navarra es de un 10% y el nivel de exclusión ha pasado al 20%. Una de cada cinco personas no llega a fin de mes”.
Ante la pregunta de cómo ha vivido la Fundación el impacto de la crisis, Carlos indica que “trabajando mucho y recibiendo la respuesta que a la crisis ha hecho la sociedad. La sociedad, a través de nuestros donantes, que son principalmente las empresas tanto fabricantes como distribuidores o las personas de a pie, ha respondido perfectamente. Se han dado cuenta de que la crisis la tienen dentro; de que la tenemos dentro, más o menos cerca. Antes, en nuestro barrio teníamos a una persona necesitada y a lo mejor no la conocíamos pero ahora la realidad es que esa persona la conocemos porque la tenemos en la familia y eso nos hace ser mucho más solidarios con la forma de afrontar la crisis”.
La Fundación Banco de Alimentos de Navarra está gestionada íntegramente por voluntarios. Actualmente, son más de cien. Su principal valor, la solidaridad.