Acudió a nuestro Centro para participar en una mesa de debate sobre la Ley Foral de Ordenación del Territorio de 2002 dentro del curso "Cuestiones jurídicas de las leyes de urbanismo y vivienda de Navarra" [¿Cuál es la situación del urbanismo en Navarra?]
Depende del enfoque que le demos. Como actividad profesional vive un momento de importante desarrollo, pues se están redactando instrumentos de Ordenación del Territorio de gran trascendencia y un gran número de Planes Generales Municipales y de desarrollo; como disciplina científica vive un momento de cambio (modelo de ocupación del territorio y de ciudad) y de respuesta a nuevos retos (sostenibilidad, movilidad, etc) pero también de duda sobre si se está respondiendo de la mejor forma a los problemas del territorio y los ciudadanos.
Como actividad generadora de riqueza su momento es espectacular, por el valor que adquiere el suelo que se ordena y planifica.
Finalmente, como disciplina jurídica, vive un momento de asimilación de una legislación como es la Ley Foral 35/2002, junto a la expectación por los cambios que se avecinan y la complejidad de lo que supone desarrollar el planeamiento.
En cuanto a Navarra, el urbanismo sufre los mismos problemas que el resto de España, pero quizás aquí hayamos adquirido, desde las primeras leyes urbanísticas que se dictaron, una cultura del consenso en esta materia que hace a nuestro urbanismo más estable y asumido por los agentes sociales y administraciones, sin que ello no impida que se abran importantes cuestiones e incertidumbres en esta materia.
[¿Qué han aportado al urbanismo navarro la Ley Foral de Ordenación del Territorio de 2002 y la Ley de Protección Jurídica a la Vivienda de 2004?]
Tanto una como otra han aportado estabilidad y continuidad al sistema urbanístico foral, así como importantes novedades respecto a otras legislaciones autonómicas.
Como cuestiones más novedosas en cuanto a urbanismo destacaría el concepto de desarrollo sostenible, que debe regir todo la actuación urbanística; también el modelo de planeamiento general, más estratégico y buscando consenso entre distintas administraciones; otro aspecto importante son los estándares urbanísticos, y, sobre todo, el del 50 % de vivienda protegida; además, aporta mayores facilidades para la ejecución del planeamiento y mayor pluralidad de sistemas y la necesidad de evaluación ambiental de los planes.
En cuanto a la vivienda, además de la creación de un texto único en la materia, destacaría la adjudicación mediante baremo único, las clases de viviendas protegidas o el cambio en el periodo de descalificación.
[¿Hacia dónde se dirige el urbanismo moderno?]
En este momento se vive un debate sobre cómo debemos ocupar el territorio y qué modelo de asentamientos urbanos debemos impulsar Este es el aspecto esencial del urbanismo ya que afecta a cómo gastamos el recurso suelo, finito y limitado, y será determinante para el desarrollo sostenible del planeta y la calidad de vida de los ciudadanos, presentes y futuros.
A mi juicio, el urbanismo debe aspirar a un desarrollo sostenible y, por tanto, a un modelo de ciudad más compacta y densa, muy bien dotado y equipado de servicios y espacios comunitarios, pero que ocupe menos territorio. Debe ser un urbanismo más respetuoso con el medio natural, equilibrado en sus propuestas y que mire más hacia la ciudad construida que hacia el suelo rústico como lugar de nuevos desarrollos.
Debe apostar por territorios integrados, plurifuncionales, donde coexistan actividades, personas e ideas y donde se logre una movilidad sostenible. El territorio actual lo vertebran y articulan las grandes infraestructuras viarias porque no se prima la movilidad sostenible sino la insostenible -vehículos privados desplazándose sin limite-. Esa primacía del vehículo privado debe sustituirse por el uso del transporte público, la peatonalización o la bicicleta.
[Durante el curso se habló del posible aumento de densidad en las edificaciones para ahorrar recursos. ¿No está este aspecto en contradicción con la política económica actual? (ocio en las afueras, supermercados, etc.)]
El aumento de las densidades es un deber que tenemos con la sostenibilidad, pues el recurso suelo es un bien escaso, caro y no renovable. Lo que está claro es que ese aumento no puede conducir a ciudades como las que conocimos en los años 60.
Mayor densidad no significaría peores ciudades ni peor calidad de vida, sino todo lo contrario: tendríamos más espacios libres, parques y zonas dotacionales junto a edificios más altos, en lugar de los interminables barrios de unifamiliares impersonales actuales, donde nadie conoce a nadie y apenas hay relación entre las personas, o las ciudades-pueblos de viviendas de poca alturas que no logran conformar espacios urbanos reconocibles y carecen de toda personalidad.
Evidentemente en este modelo que se propugna es esencial la integración de usos, la mezcla en un mismo espacio de la residencia, el comercio, el ocio, la cultura, y el trabajo, y olvidar, en la medida de lo posible, la rígida zonificación y segmentación de actividades de los años 60.
[¿Es el urbanismo sinónimo de dinero y corrupción?]
Está claro que genera mucho dinero, sobre todo a los propietarios de suelo que ven como, por la decisión de la Administración, sus fincas pasan de producir cereales o alcachofas a producir viviendas, con unas plusvalías para ellos fuera de toda lógica. La promoción inmobiliaria también produce grandes beneficios al generar lo que va después del urbanismo, la edificación.
Creo que no debe ser sinónimo de corrupción, si bien es verdad que, en otras CC.AA, conocemos casos de corrupción demasiado frecuentes e independientes del color político. Estos casos ponen bajo sospecha todo la actividad urbanística, a quienes trabajamos en ella y a las administraciones responsables, por lo que atajar estas prácticas es esencial para que los ciudadanos creamos en los políticos municipales y autonómicos y para que los profesionales podamos desarrollar normalmente nuestro trabajo.
[¿Es generalizada la situación destapada en el Ayuntamiento de Marbella?]
No pero, por desgracia, en otras CC.AA es mas frecuente que lo aparece en la prensa.
[¿Tienen más calidad las viviendas actuales que las del pasado?]
Sí, sin duda. En Navarra se construye y proyecta muy bien, y así se reconoce en otras CC.AA. La VPO de Navarra es ejemplo y envidia de muchas zonas de España.
[¿Es realmente una alternativa a la vivienda libre?]
No es sólo una alternativa, sino una necesidad social. Es una forma de cumplir el mandato constitucional de favorecer el acceso a un vivienda digna a los ciudadanos, además de la mejor forma de acceder a una primera vivienda, pues su precio y condiciones hacen que no se sometan a la lógica del mercado.
De todas formas, creo que no debe ser la única respuesta de la administración a la necesidad-derecho a un vivienda digna.
[¿Puede la legislación hacer descender el precio de la vivienda?]
Moderadamente. El precio de una vivienda depende del mercado, y está en función de lo que se esté dispuesto a pagar. Los esfuerzos de la legislación de los años 90 (TR1992) estaban dirigidos a romper esta situación y que por el suelo se pagase únicamente lo que objetivamente vale. No se logró, y el precio del suelo ha seguido subiendo imparablemente hasta alcanzar el 50% del precio de la vivienda en ciudades como Madrid.
A este encarecimiento del suelo han contribuido los particulares pero también las administraciones, que subastan suelo o encarecen los impuestos.
La falacia de que si existiera más suelo urbanizable descendería el precio se reveló como una mentira, pues lo único que podría hacer bajar moderadamente los precios es que hubiera mucho suelo urbanizado (no sólo urbanizable).
En este aspecto es donde pueden y deben jugar un gran papel las administraciones, poniendo suelo suficiente en el mercado, siendo ágil en las tramitaciones, eficaz en sus obligaciones, etc.