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Entrevista a Mikel Valverde con motivo de la impartición del Curso de Verano "El marco de poder, Amenaza y Significado"

"Todavía nos falta un largo camino para interiorizar y entender que atendemos a personas dañadas, gente que lucha y responde a las situaciones con las que se ha encontrado en la vida"

27 de junio de 2023

Mikel Valverde Eizaguirre es psicólogo clínico y trabajador social. Pasó casi quince años en la Unidad de Agudos de Psiquiatría del Complejo Hospitalario de Navarra, antes ejerció en el Centro de Salud Mental de Tudela. Desde hace años se dedica a la divulgación y formación en este campo, y en esta línea ha traducido algunos de los libros más innovadores, en relación a la efectividad de los tratamientos, a la perspectiva dialógica, al Marco de Poder, Amenaza y Significado, entre otros, tareas que ha continuado desarrollando tras su jubilación. Tenemos la fortuna de contar con él en UNED Tudela, en la cual imparte un Curso de Verano que lleva por título “El Marco de Poder, Amenaza y Significado”.

 

Señor Valverde, ¿en qué consiste este proyecto relacionado con el Marco de poder que nos va a explicar hoy durante su conferencia?, ¿qué mejoras aporta respecto al diagnóstico psiquiátrico tradicional?

El Marco de poder, amenaza y significado proporciona una visión acerca del desarrollo del sufrimiento humano, que es aquel que está relacionado con las cuestiones de la vida humana y que refiere a los casos de personas que llegan a los servicios asistenciales de salud mental, bienestar social, justicia, educación, servicios de familia, protección al menor, etc. Pretende recoger y sintetizar una cantidad ingente de evidencias acerca de cuáles son los determinantes que generan el sufrimiento humano: sabemos que los desequilibrios en el entorno de las personas generan amenazas con un significado determinado para los individuos que las sufren, los cuales reaccionan ante ellas de una forma determinada o como mejor saben o pueden hacerlo. Supone una alternativa al diagnóstico biomédico preponderante porque coloca los problemas en otro contexto y aporta una visión mucho más amplia.  

Respecto al diagnóstico psiquiátrico tradicional, me gustaría subrayar que sabemos que el sistema actual ha colapsado. Así lo afirman tanto los críticos del sistema, como aquellos que generan los sistemas clasificatorios. Los diagnósticos actuales carecen de validez y presentan auténticos problemas de fiabilidad por lo que, si fallan estas dos variables, nos encontramos ante diagnósticos médicos poco aceptables. La misión del sistema diagnóstico suele ser diferenciar unos trastornos de otros y clasificarlos según su origen somático (como cualquier otra enfermedad). En función de esta clasificación se aplican los tratamientos específicos para cada uno de ellos. En estos tres aspectos (diferenciación, clasificación, tratamiento) se ha fracasado totalmente y esto ha sido denunciado por figuras relevantes a nivel mundial que han expuesto públicamente que todavía no se han descubierto ni los marcadores biológicos ni los genéticos de los trastornos psiquiátricos funcionales y, por lo tanto, estos no pueden diagnosticarse ni tratarse correctamente. 

 

El Marco considera a las personas dentro de sus entornos sociales y relacionales, entendiendo que son sujetos que actúan y crean significados, desde sus circunstancias vitales. Desde este enfoque, ¿se podrían resolver ciertos desequilibrios psicológicos realizando modificaciones sobre el entorno social de una persona?

Sí, ya que considero que el principal error que se ha cometido ha sido el de pretender que las conductas, los sentimientos y los pensamientos humanos se pueden estudiar de la misma forma que se estudia el dolor, un infarto u otros problemas somáticos. Necesitábamos dar un paso para renovar el sistema diagnóstico existente y, aunque ha habido intentos anteriores, el Marco de poder, amenaza y significado supone la propuesta más consistente a este respecto; pretende explicar por qué las personas a veces se comportan de formas que no son comprensibles para otras personas, como consecuencia de vivencias con mucho sufrimiento emocional. Sabemos que las adversidades por las que pasan muchas personas impactan directamente sobre sus vidas y también conocemos que aquellas que llegan a los servicios asistenciales han vivido adversidades de muy alto nivel de intensidad. Nuestro reto es el de conseguir que sean reconocidas como personas impactadas y dañadas por unas circunstancias vitales muy duras, no como deficitarias biológicas o psicológicas. Además de la intensidad de las adversidades vividas, hay que valorar los factores de apoyo con los que han contado (aquellas que cuentan con apoyo de familia, amigos o grupos cercanos de ayuda, generalmente se recuperan mejor de la adversidad). Y podemos afirmar sin ninguna duda que las desigualdades sociales están directamente relacionadas con la vivencia en entornos dañinos y con el sufrimiento humano. La pobreza, ya por sí misma un factor de sufrimiento, es un auténtico crisol de adversidades en la que confluyen otras como el estrés constante, la inseguridad o la desestructuración. Si invertimos esfuerzos en mejorar los desequilibrios sociales, mejorará el estado del sufrimiento humano y la salud mental de las personas en general. Y no sólo lo defiende el Marco de Poder: así lo reconoce también la Organización Mundial de la Salud. 

 

Entre las propuestas de aplicación práctica que sugiere El Marco de Poder está la de adaptar a las prácticas particulares de las distintas profesiones de ayuda, en cada profesional, pero también a los grupos de ayuda mutua y otra ayuda no profesional. ¿Sería tan amable proporcionarnos algún ejemplo de estas propuestas de aplicación para que podamos comprender mejor sus beneficios?

Aunque el Marco de poder y amenaza estudia patrones de sufrimiento, sigue siendo un marco no diagnóstico que entiende que las personas viven situaciones muy personales con su propia evolución e historia. La novedad que introduce en los grupos de ayuda mutua, por ejemplo, es el de la introducción de una dimensión biográfica de la persona que permite ligar los actos de la persona con lo que le ha ocurrido. Esto da lugar a una narrativa que explica a la persona desde otro punto y la empodera. Esto no es nuevo, ya se hacía en los años 80 dentro de las teorías de tratamiento del trauma, pero el Marco de poder va un paso más allá: proporciona un esquema más definido para poder construir narrativas explicativas entre el sufrimiento experimentado y las acciones de cada persona. Existen grupos de ayuda mutua (por ejemplo los conformados por mujeres que han sufrido abuso sexual), que están aplicando con éxito este "reconocerse a través de sus historias comunes" y que también podría utilizarse en otros grupos de ayuda e incluso otras profesiones. El Marco de poder no se dirige únicamente a psiquiatras o psicólogos, puede ser de gran utilidad para cualquier otro profesional que no tiene que estar necesariamente relacionado con la salud mental, aunque no debemos perder de vista la experiencia y el conocimiento de cada profesión en sus respectivas áreas: si la persona necesita ayuda social, educacional, etc, existen expertos en esos campos a quienes debemos tener en cuenta en este proceso. 

 

¿La aplicación del Marco de Poder beneficia también a la parte de la sociedad no afectada directamente por problemas psiquiátricos?, ¿en qué forma?

Efectivamente.  Todas las personas compartimos una misma dinámica en cuanto a cómo nos afectan las adversidades, los problemas de la vida, y cómo les hacemos frente. El Marco de Poder nos permite comprender mejor el sufrimiento de todas las personas y nos proporciona herramientas para poder afrontar mejor las adversidades. También nos ayuda a reinterpretar situaciones desde otra perspectiva: por ejemplo, cuando nos encontremos ante un niño que se comporta mal, es muy probable que desde esta perspectiva ya no lo veamos como una persona con un problema mental sino que nos preguntemos qué circunstancias está viviendo, que dialoguemos más con el contexto del niño de forma que podamos encontrar ayudas entre todos.

 

¿Considera que tanto la sociedad como las instituciones relacionadas con la salud mental están preparadas para asumir este tipo de nuevas propuestas?, ¿qué acciones se deberían emprender para poder implementar el Marco de Poder con éxito de forma generalizada?

El Marco se presentó en Inglaterra en 2018 y nosotros lo tradujimos ese mismo año junto con un grupo de expertos de Navarra y Madrid. En el año 2020 hicimos lo mismo con un texto ya más extenso en el que se detallan las evidencias y ahora hemos publicado un libro destinado a la ayuda. En España hemos organizado varios seminarios sobre este tema y también se ha presentado en alguna universidad. Está teniendo muy buena acogida, aunque esta debe ser superior para que el impacto sea real y efectivo. Soy optimista, pero todavía nos falta un largo camino para interiorizar y entender que las personas a quienes atendemos en los diferentes servicios de ayuda no presentan únicamente desequilibrios químicos o psicológicos: son personas dañadas, gente que lucha y responde a las situaciones con las que se encuentra y se ha encontrado en la vida.

 

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