Aunque hoy la mayoría del mundo mira hacia Pamplona, donde acaban de iniciar las fiestas de San Fermín, hoy UNED Tudela quiere reivindicar el papel de las ciudades intermedias y pequeñas a través del Curso de Verano "Mil vueltas por la España vacía", impartido por el experto Sergio del Molino y seguido de forma presencial y online por casi cuatrocientas personas procedentes de diferentes partes del mundo.
Este periodista, autor del ensayo "La España vacía" (2016), consiguió poner en primera plana el problema de la despoblación y el problema de la desaparición de la cultura campesina. Antes de la guerra civil, existía una brecha cultural enorme entre el campo y la ciudad; tras la guerra y con el resurgir de los éxodos rurales, dicha cultura campesina desaparece y esa diferencia deja de existir porque todos vivimos dentro de la misma realidad y compartimos experiencias similares. "Esta homogeneización cultural origina que el folklore se convierta en una recreación ficticia de muchas tradiciones que ya no existen. Cuando dejamos de vivir la cultura y la convertimos en museo, lo que hacemos es embalsamarla y acabar con ella".
"Los pueblos que no cuentan con un horizonte futuro como consecuencia de la homogeneización, se ven obligados a mirar hacia el pasado para poder diferenciarse, construyendo su futuro a través de estas recreaciones folklóricas, convirtiéndose en "aldeas Potemkin" (presentan una apariencia externa fantástica, pero no son reales). En estos pueblos no existe la comunidad: cuando los turistas se marchan, se quedan vacíos.
"Los deseos reformistas de ilustrados extranjeros que visitaron nuestro país a mediados del siglo pasado y lamentaban la escasez de verdor, prevalecen como corriente de fondo en nuestra cultura. Lamentablemente hemos asumido este desprecio por nuestro propio paisaje y esto ha trascendido a la política de transformación de dicho paisaje, que ha pretendido convertirlo en un vergel idealizado como símbolo de prosperidad, a imagen y semejanza de países ubicados en otras latitudes".
"Afortunadamente esta percepción está cambiando y cada vez valoramos más las características del paisaje campesino que conforma la mayor parte de la superficie de nuestro país y, por ende, su cultura. No obstante, la brecha entre la sociedad campesina y urbana sigue existiendo aunque no en la forma que hemos conocido hasta este momento: actualmente estamos asistiendo a una agudización del conflicto existente entre lo que denominamos centros y periferias, cuyas sociedades pueden convivir en una misma ciudad pero son enormemente diferentes en el ámbito social, económico y cultural. El problema es que esta distancia está creciendo en relación directamente proporcional al aumento de la brecha salarial y sus integrantes se sienten poco arraigados, ninguneados en su propio país. No es una situación halagüeña, pero debemos ser conscientes para poder actuar al respecto".
Aprovechamos su estancia en nuestro Centro Asociado para conversar con él y plantearle algunas preguntas:
Sergio, nos encontramos en un Centro Asociado de la UNED ubicado en una ciudad intermedia como Tudela. ¿Qué puede ofrecer la universidad a una sociedad como esta, de la que tanto ha tratado en sus libros?, ¿qué podemos hacer para retener un talento que, después de formarse, tiende a marcharse a ciudades mayores que les ofrecen mejores oportunidades laborales?
La reforma universitaria ha sido uno de los grandes logros democráticos en este país, una de las mayores reformas de los últimos cien años. Hoy la muchas de las ciudades intermedias cuentan con una universidad y se han transformado en lugares magníficos para vivir que cuentan con una vida cultural increíble, pero lamentablemente no ofrecen alternativas profesionales a los estudiantes que se forman en ellas y no han logrado atraer a la población para que se quede. La universidad necesitaría transformarse para conseguir retener el talento y conseguir redirigir su estrategia y redefinir, pero se trata de un debate que trasciende la propia universidad y que debemos plantearnos si queremos mantener la calidad de vida que defendemos en nuestras ciudades intermedias.
En algunos de sus artículos ha tratado sobre las diferencias entre campo y ciudad, sobre todo en el ámbito de las relaciones sociales y en concreto en la actitud de la desconfianza. Tudela es una ciudad intermedia que cuenta con una fuerte base agrícola y al mismo tiempo posee un gran potencial industrial alimentario. ¿Qué características especiales destacaría en las personas que habitan una sociedad de este tipo?
Tudela es un modelo de ciudad intermedia de acuerdo con la definición que proporciona la OCDE y además todavía mantiene una base agrícola que muchas de ellas ya han perdido. Creo que sería muy interesante si se potenciara la relación con el sector primario, ya que esto puede marcar la diferencia entre ella y otras ciudades que han perdido esta conexión con el sector primario, causante en gran parte de su vaciamiento; las ciudades arraigadas que han conseguido mantener seguir vinculadas al sector agrario, cuentan con un futuro más halagüeño al respecto.
Hemos pasado del desprecio por la vida en el campo y la idealización de la vida en la ciudad y el consiguiente éxodo campo-ciudad, a la situación contraria: una idealización de la vida en el campo como idílica y el regreso al mismo desde las ciudades. ¿Qué retos plantean a nivel social este tipo de movimientos?, ¿nos dirigimos hacia una sociedad desarraigada, que no sabe bien cómo articular la convivencia porque se mueve entre mitos y atribuciones erróneas ante aquellos que percibe como distintos?
En realidad el retorno al mundo rural del que tanto se habla, no se está produciendo tal y como se cree a nivel general: los últimos datos estadísticos de la población española que se han publicado indican que el cómputo total de habitantes en nuestro país se mantiene estable, pero sin embargo se confirma el crecimiento urbano de Madrid muy por encima de Barcelona y de forma totalmente desproporcionada con respecto al resto del país. Por lo tanto, no se está produciendo ese bucólico retorno al campo tal y como nos lo han contado durante la pandemia: este ha sido reducido, ha afectado a pocos pueblos y a un escaso número de profesionales que han podido permitirse teletrabajar sin que esto afectara a sus sueldos o condiciones laborales. En las proyecciones de población del Gobierno se aprecia de forma clara una aceleración de la concentración poblacional en áreas urbanas, que se prevé llegará a cifras cercanas al 80% en el año 2050.
“La España vacía”, “Contra la España vacía”, “Lugares fuera de sitio”… Con estas obras se ha erigido en el “gurú” de una disciplina que hoy está de moda. ¿No le preocupa haberse encasillado en un tema que, si todo va bien, debería tener los días contados?, ¿o todavía nos queda mucho trabajo por hacer al respecto?
No me preocupa haberme encasillado porque mi obra abarca otros ámbitos, aunque es cierto que este campo me ha traído un reconocimiento que no esperaba. Me siento honrado por haber contribuido con mi aportación en un debate esencial para la sociedad española y que plantea necesidades que ya son básicas en la agenda política de los